El penal es un espacio compartido, con carencias significativas en cuanto a lo edilicio. Humedades, paredes descascaradas, piso roto, desague que fluye atravesando el patio, rejas y mas rejas. Un ámbito expulsivo, sin ningun matíz acogedor. Allí transcurren sus días las internas. Además de que algunas de ellas tienen consigo sus niños/as. Si, entre tanta opresión y tanto desasosiego transitan su primera infancia, sin plaza, sin sol, sin globos. Institucionalizados con sus madres, un vació legal, ya que nadie legisla las condiciones en que debe permancer el menor con su madre detenida. Derechos del niño y de la niña vulnerados, atropellados por el sistema penitenciario que no arbitra los medios para mejorar su obligada permanencia. Políticas sociales que no incluyen en su agenda esta descarnada realidad.
viernes, 28 de marzo de 2008
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